martes, 15 de mayo de 2012

ORACIÓN A LA VIRGEN EN EL MES DE MAYO




¡Oh María!
Durante el bello mes que te está consagrado,
todo resuena con tu nombre y alabanza.

Tu santuario resplandece con nuevo brillo
y nuestras manos te han elevado
un trono de gracia y de amor,
desde donde presides nuestras fiestas y escuchas
nuestras oraciones y votos.

Para honrarte,
hemos esparcido frescas flores a tus pies
y adornado tu frente con guirnaldas y coronas.
Más, ¡Oh María!
No te das por satisfecha con estos homenajes.

Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan
y coronas que no se marchitan.

Estas son la que tú esperas de tus hijos:
porque el más hermoso adorno de una madre
es la piedad de sus hijos,
y la más bella corona que pueden depositar a sus pies,
es la de sus virtudes.

Sí, los lirios que tú nos pides
son la inocencia de nuestros corazones.

Nos esforzaremos, pues,
durante el curso de este Mes consagrado a tu gloria,
¡oh, Virgen Santa!,
en conservar nuestras almas puras y sin manchas
y en separar de nuestros pensamientos,
deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.

La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad,
el amor a Dios y a nuestros hermanos.

Nos amaremos, pues, los unos a los otros,
como hijos de una misma familia, cuya Madre eres,
viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.

En este Mes bendito,
procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida,
y con tu auxilio, llegaremos a ser puros,
humildes, caritativos, pacientes y resignados.

¡Oh María!, haz producir,
en el fondo de nuestros corazones,
todas estas amables virtudes:
que ellas broten, florezcan y den frutos de gracia,
para poder ser algún día dignos hijos
de la más santa y de la mejor de las madres.

Amén



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