Santa María, llena de Pureza,
llena de la Presencia de Dios,
llena de amor por tus hijos,
durante los días de tu vida aceptaste
con toda humildad la voluntad del Padre,
y el maligno nunca fue capaz
de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste
por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de cómo desenredar
la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de cómo desenredar
la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre
como Madre Nuestra,