¡Glorioso San Juan de Dios,
caritativo protector
de los enfermos y desvalidos!
Mientras vivisteis en la tierra
no hubo quien se apartase
de vos desconsolado:
El pobre halló amparo y refugio;
los afligidos consuelo y alegría;
confianza los desesperados
y alivio en sus penas y dolores
todos los enfermos.
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Si tan copiosos fueron
Si tan copiosos fueron
los frutos de vuestra caridad
estando aún en el mundo,
¿qué no podremos esperar de vos ahora
que vivís íntimamente unido a Dios en el Cielo?
Animados con este pensamiento,
esperamos nos alcancéis del Señor
la gracia de…
(Hacer la petición)
si es para mayor gloria de Dios
y bien de nuestras almas.
Amén.