Glorioso Arcángel Rafael, medicina de Dios:
Tu excelencia es peregrina, en los orbes celestiales,
por ser de Dios en los males, el medico y la medicina.
en la iglesia militante, no se duda que en el cielo
os es dado el ser consuelo del enfermo y el caminante.
Contra el poder infernal, tu prepotencia es mas fuerte,
líbranos en vida y muerte del pecado y de su mal.
Todos por tu intercesión, de Dios el bien esperamos,
haced pues que consigamos su gracia y la salvación.
Sapientísimo Médico del cielo
y piadoso Príncipe Rafael
que tiernas que son vuestras entrañas,
y cuan fino y dulce vuestro corazón,
pues tanto interés tomáis en consolar
y aliviar a los afligidos dolientes,
que yacen sobre el lecho de su dolor..!
Ya pues que tan tierno sois, y tan piadoso,
a vos pido, y de vos espero la salud del cuerpo,
para poder trabajar continuamente
a gloria del Creador y bien de sus hechuras.
Pero ante de todo os suplico miréis
con ojo compasivo las innumerables enfermedades
de que adolece mi alma y oh que tanto enojo
ofrecen estas a vuestra compasión y humanidad!
Por Dios has sido bendecido,
Santo Arcángel Rafael,
pues tu eres uno de los maravillosos
Arcángeles del Señor,
que trabajáis día a día por la obra divina.
Guíanos en el camino de la sanación,
pues por tu intermedio es solo Dios, el que sana.
Tu que caminaste con Tobías,
curaste a Tobit,
venciste a Asmodeo encadenándolo en Egipto
y liberaste a Sara, camina a mi lado,
guíame, enséñame y revélame lo que debo hacer.
Te pido especialmente,
que por la sabiduría que Dios te ha concedido,
y apelando con todo mi corazón
a la misericordia divina, que nace del Padre,
se expresa en el Hijo
y se materializa en el Espíritu Santo,
que tengas a bien elevar, sanar,
proteger y liberar a
(decir el nombre del enfermo)
que tanto lo necesita.
Bendice especialmente sus medicamentos,
y a los médicos que lo asisten,
para que guiados por la fuerza vivificadora
del Espíritu Santo, la salud habite
en armonía en ese cuerpo,
ese espíritu y esa alma de nuestro Señor.
Amén.