¡Oh, Jesús!
Defiéndeme contra el enemigo común y malo,
y contra todos mis enemigos visibles e invisibles,
y líbrame del mal.
Jesucristo rey,
vino en paz
y la guerra encendida de su casa
es la paz de las almas,
que nunca la conocieron.
Jesucristo triunfa,
Jesucristo reina,
Jesucristo manda;
que Jesucristo me aleje de todo mal
y me dé la paz que ansío.
He aquí la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Huyan, pues, mis enemigos a su vista,
que el León de la tribu de Juda ha triunfado;
Raza de David, Aleluya, Aleluya.
Salvador del mundo,
sálvame por tu preciosa sangre;
socórreme por tu cruz bendita.
Dios misericordioso,
Dios inmortal, sé mi guía,
protégeme Dios mío.
¡Oh, Agios Otheos, A
gios Ischyros,
Agios Athanatos,
Eleyson Himas,
Dios Santo,
Dios Fuerte,
Dios Misericordioso e inmortal,
tened piedad de mí,
que soy criatura vuestra,
sed mi sostén y mi guía.
Señor, no me abandonéis,
no desoigáis mis plegarias;
Dios de mi salvación,
ayudadme siempre.
Dios mío.
Amén.