Soberano Dios,
infinitamente amable
en quien sólo pudo hallar quietud
el corazón
humano,
que con el suave imán de tu bondad divina
de tal suerte atrajiste para ti
a la bienaventurada
SANTA INES DEL MONTE,
policiano de asís,
que despreciando por
tu amor
todas las vanas esperanzas
que le ofrecía el mundo,
abandonando las
conveniencias y riquezas
de su casa y hasta sus mismos padres,
se abrazó valerosa
con la cruz de la mortificación
para desposarte con tu majestad Santísima
en la
seráfica religión de su esclarecida hermana
y madre Santa Clara.
Donde
emulando fervorosa sus admirables virtudes
se hizo ejemplar de toda perfección.
Concedernos, Señor, por tu intercesión
el que respondiendo nosotros
puntualmente a tu llamamiento y atraídos solamente por tu inefable bondad
despreciemos todos los falsos halagos
y conveniencias del mundo
para que imitando
sus virtudes
nos abracemos también en esta vida
con la cruz de mortificación
y
por este medio consigamos desposar
nuestras almas con tu Divina Majestad
en el
celestial Paraíso de la gloria.