¡Oh! Santísima Virgen Niña, 
que viniendo al mundo  
consolaste la tierra 
que en Ti saludó 
la aurora de la Redención 
por los  prodigios de gracia 
que derramaste entre nosotros, 
escucha piadosa mis  súplicas.
En las penas que me afligen 
y especialmente en la grave necesidad 
que  en este momento me oprime, 
toda mi esperanza está en Ti, 
¡oh dulce Virgencita!  
(Pedir por la necesidad grave ahora)
Muéstrame pues 
que el tesoro de gracias que dispensas 
es inagotable, porque  ilimitado 
es tu poder sobre el Corazón paternal de Dios.
Escucha ¡oh  Virgen Niña! 
mi ardiente súplica 
y alabaré eternamente 
la bondad de tu  Corazón.
Rezar tres Avemarías y una Salve.
También agrada  muchísimo a la Virgen Niña 
el rezo del Santo Rosario.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
.jpg) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
