Benditos sean mis pies
que caminan por los senderos
del Señor y la Señora.
Benditas mis rodillas
que se arrodillan
ante el altar sagrado.
Bendito sea mi corazón
que toca siempre el tambor de la compasión.
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Benditos sean mis labios
que dicen siempre la verdad.
Benditos sean mis ojos
que ven la magia del Espíritu sagrado.
Que el Señor y la Señora
me ayuden hoy a caminar por el mundo.
Que así sea.