viernes, 20 de junio de 2014

SALMO Nº 3, PARA OBTENER LA DIVINA PROTECCIÓN Y FORTALEZA DE CUERPO Y ESPÍRITU


SALMO 3 
 
Tú, Señor, eres mi escudo protector
 
3:1 Salmo de David. Cuando huía de su hijo Absalón.
3:2 Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
cuántos los que se levantan contra mí!
3:3 ¡Cuántos son los que dicen de mí:
"Dios ya no quiere salvarlo"!

3:4 Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
tú mantienes erguida mi cabeza.

3:5 Invoco al Señor en alta voz
y él me responde desde su santa Montaña.
3:6 Yo me acuesto y me duermo,
y me despierto tranquilo
porque el Señor me sostiene.

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3:7 No temo a la multitud innumerable,
apostada contra mí por todas partes.

3:8 ¡Levántate, Señor!
¡Sálvame, Dios mío!
Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos
y rompes los dientes de los malvados.

3:9 ¡En ti, Señor, está la salvación,
y tu bendición sobre tu pueblo!
 
 
 

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