El mal de ojo pueden causarlo las personas que tengan “fuerza de vista”, y es debido principalmente a una mirada de envidia –una mala envidia-, que causa enfermedad.
El mal de ojo afecta tanto a las personas, niños sobre todo, como a sus propiedades. Se “aojan” ovejas, cabras, vacas, perros, gatos, y todos aquellos animales domésticos que representan un papel importante en la fuente de ingresos del campesino o de cualquier otra persona a quien quieren perjudicar.
Los animales afectados tienden a comportarse de un modo desordenado y extraño, pelean entre sí cuando nunca lo hicieron y cambian sus hábitos de alimentación. Mientras que en los niños, se nota porque lloran sin tener causa, les da fiebre y sufren fuertes dolores en los huesos. Todas las personas afectadas, notan como sus vidas que antes eran tranquilas y apacibles, se ven trastocadas y “todo sale mal”, se tienen dolores no justificados por enfermedad, cansancio, poco apetito, desgana y muchos de los síntomas coinciden con el ahora llamado “estrés”, palabra relativamente nueva, mientras que el mal de ojo ha existido en todas las culturas y creencias desde el principio de los tiempos.
La persona más capacitada para curar el mal de ojo, es la santiguadora, rezadora o saludadora, tanto hombres como mujeres, aunque tradicionalmente han sido muchas más mujeres que hombres las que han ejercido y ejercen como tales.
La santiguadora, cuando desempeña su papel, siente invadir su cuerpo por fatiga y desmayos, de tal manera que sólo por eso, ya se da cuenta de si fue hombre o mujer el causante del mal. Si esto sucede durante el rezo del Credo, es hombre el causante del mal de ojo, si lo experimentara durante la Salve , fue mujer la culpable.
No es necesario que el aojado esté presente, ya que se puede curar a distancia mediante una prenda no lavada o un trozo de pelo del paciente.
Contra el mal de ojo, voy a poner en este blog dos santiguados, hoy el primero de ellos.
En un santiguado, no se puede cambiar ni una sola letra para que sea efectivo. Este que aquí pongo, ha pasado durante cientos de años de padres-madres a hijos y conserva su pureza original.
Cada vez que aparezca en el texto (+) el santiguador-a debe santiguarse “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”
SANTIGUADO 1
(Dígase el nombre de la persona, animal o planta y hágase la señal de la cruz)
“Criatura de Dios, yo te bendigo y te curo (+).
Se reza tres veces y cada vez se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria, y la última vez un Credo y una Salve. Al terminar todo esto se dice con genio:
“Sale mal, sale mal, sale maldito mal, sale de los nervios, sale de la carne, sale de la sangre, y sale del cuerpo de esta afligida criatura, déjala en paz y en gracia del Señor. Amén”
Aplicado el santiguado y una vez recobrado el enfermo se reza “el barrido” que sigue, para impedir que el mal vuelva a entrar en la persona curada:
San Lorenzo subió al cielo,
Cortó un palo y se rindió,
Se puso malo,
Hizo la cama y se acostó.
Le rezó.
Se puso bueno y se curó
Al tercer día subió al cielo
Y está sentado.
Así mismo te rezo yo.