en la historia de la humanidad,
la primera visitadora social.
En tu hermosa visita a santa Isabel hiciste
un acto de caridad para con ella...
Tenías pleno derecho a exigir que
todo el mundo te sirviera.
Pero te adelantaste a dar a
los demás tu caridad y servicialidad.
Es la primera consecuencia práctica,
para ser cáliz vivo.
Quiero vivir como tú, según tu modelo.
Miro concretamente a mi vida de familia:
en las pequeñas tensiones de la vida en común,
cuando fácilmente quiero hacer predominar
mis pequeños egoísmos sobre los
legítimos intereses de los demás,
esa actitud de servicialidad amorosa y
desinteresada es la que debe primar
sobre toda otra.
Y cuando estoy enfermo, físicamente,
o también espiritualmente,
lo que acontece con tanta frecuencia,
¿no es lo más cuerdo llamarte,
para que, a la cabecera de mi cama,
cuides de mi dolencia?
No sólo como Madre,
sino también como enfermera solícita
sabrás cuidar de mí en esas ocasiones,
así... en tu regazo descanso y duermo.
Amén."