En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti,
mi protector San Martín de Porres.
Quiero sentir tu poderosa intercesión.
Tú, que
viviste sólo para Dios y para tus hermanos,
que tan solícito fuiste en socorrer
a los necesitados,
escucha a quienes admiramos tus virtudes.
Confío en tu poderoso valimiento para que,
intercediendo ante el Dios de bondad,
me sean perdonados mis pecados y
me vea
libre de males y desgracias.
Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio
para
que amorosamente te sirva
entregado a mis hermanos y a hacer el bien.
Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo
San Martín,
ayúdame en mis problemas y no permitas
que quede confundida mi
esperanza.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro
Señor.
Amén.