Después de hacer la súplica que se desee,
se dice así:
Aquí vengo con la fe de un alma cristiana,
a buscar Tu misericordia
en situación tan angustiosa para mí.
No me desampares
y la puerta que quiera abrirse en mi camino,
sea tu mano poderosa
la que me la cierre para no entrar en ella
si no me conviene,
o me la deje abierta,
si ha de volver mi tranquilidad
tanto tiempo deseada.
A tus pies dejo esta súplica,
que te hace un alma obligada
por el destino a grandes sufrimientos,
que ya no puede combatir
si Tu mano poderosa
no tiene la ley de la razón.
Dios mío, perdona los desaciertos
que yo he cometido durante esta existencia,
la cual llevo de frente,
dame fuerzas para soportar
las amarguras de esta vida.
Récese un Padre Nuestro.
Ésta oración se reza quince días.
A los ocho días después de hecha esta oración
se alcanzará lo que se pide por difícil que sea.