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Considera Alma mía,
cómo la devoción al Señor de los Milagros,
ha sido siempre entre nosotros,
y sigue siendo todavía,
un medio de que se vale este Divino Señor
para conceder especiales favores
y gracias a los individuos, a las familias,
y aún a todo el pueblo.
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De las almas que acuden con fe y devoción
a este Señor de los Milagros,
podemos decir espiritualmente y en verdad,
que los ciegos ven, los sordos oyen, los enfermos sanan,
los muertos resucitan, y quienes se iban a perder,
se salvan.
.¿Y quién podrá decir los secretos milagros
.¿Y quién podrá decir los secretos milagros
que hace este mismo Señor en favor de las familias
que tienen la suerte de contar en su seno con alguna persona devota que a El acude con fe y confianza?
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La ciudad misma, tan expuesta a temblores de tierra,
tal vez se hubiera arruinado mil veces
y hubiéramos sido sepultados todos entre ruinas
y escombros, si no fuera por la gran devoción
a este Señor de los Milagros.
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¿Y no es un verdadero milagro el que
después de haber pecado no hayamos perecido
para siempre y sin remedio?
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Sí, Dios mío, grande milagro de vuestra misericordia
es el mantenernos vivos, capaces de salvación
y penitencia cuando hoy más que nunca,
merecemos vuestra justa indignación.
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Haced Redentor amabilísimo,
que me aproveche de esta vuestra misericorida
y me salve para siempre.
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Amén.
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