nuestro protector en la tierra, 
como quien conoce el valor del trabajo 
y  la respuesta a nuestro llamado. 
A través de tu Santa Esposa, 
la Inmaculada  Virgen Madre de Dios, 
y sabiendo el amor paternal que tuviste 
a nuestro Señor  Jesús, 
te pedimos nos asistas en nuestras necesidades 
y fortalezcas en nuestros  trabajos.
Por la promesa de realizar  dignamente
 nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, 
de la  avaricia, de un corazón corrupto. 
Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo,  
nuestro defensor y fortaleza 
contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu  auxilio. 
Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, 
para así poder obtener contigo  
el descanso eterno en el Cielo. 
Amén.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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