Glorioso San Cipriano,
tú que después de haber servido a Satanás conociste
a Nuestro Señor Jesucristo a través de Santa Justina,
te convertiste al Divino Maestro hasta entregar tu vida
en martirio por la Causa de Vuestro único Dios y Señor.
San Cipriano,
San Cipriano,
te pedimos que intercedas ante Nuestro Señor Jesucristo para destruir toda atadura, ligadura o hechizo
que el Demonio haga contra nuestro cuerpo y alma.
San Cipriano danos la fuerza para servir a Cristo Jesús
con alegría y amor todos los días de nuestra vida
y alcanzar la salvación eterna.
Amén.