"Madrecita, ahora renuevo mi alianza contigo,
alianza de fecundidad de los dones
del Espíritu Santo,
cada vez que prepare mis exámenes
o tenga que darlos.
¡Cuántas dificultades surgen aún
en el horizonte!
El camino se hace mucho más llano si se llega
a comprender y vivir intensamente contigo.
Tú has cuidado siempre maternalmente de mí,
por eso, ansío espíritu de victoriosidad y
reciedumbre para dominar situaciones difíciles
... y en todo: humildad y confianza.
Un pensamiento me acompañará
en todo momento:
'el Padre está en el timón'.
Suceda lo que suceda, la victoria es de Él.
Si hago simplemente un buen examen
puede tratarse de un acto éticamente valioso.
Pero si lo hago bien porque sé
que es lo que Dios quiere de mí,
entonces este día se convierte
en una silenciosa y efectiva oración.
Por eso, al comenzar se lo ofrezco,
pidiendo que sea para su mayor gloria,
y al terminar nuevamente se lo ofrezco,
sea un éxito o un fracaso,
porque unido a él soy
su instrumento predilecto.
Así, me transforma a mí mismo,
de simple vaso en cáliz precioso."
"Cuando mis alumnos tengan un nuevo examen,
me iré durante el mismo a rezar en la capilla
por ellos, porque les vaya bien."
Mario Hiriart