Señora nuestra, Reina de los Apóstoles,
Tú diste a Cristo al mundo.
Tú diste a Cristo al mundo.
Tú participaste la primera
en ese deseo de comunicarse
que animaba a Cristo.
en ese deseo de comunicarse
que animaba a Cristo.
Tú lo llevaste a Isabel y a Juan Bautista,
y lo mostraste a los pastores,
a los reyes Magos y a Simeón.
y lo mostraste a los pastores,
a los reyes Magos y a Simeón.
Tú reuniste a los apóstoles
en el retiro del Cenáculo
antes de su dispersión por el mundo,
y les comunicaste tu fervor
por la obra de tu Hijo.
en el retiro del Cenáculo
antes de su dispersión por el mundo,
y les comunicaste tu fervor
por la obra de tu Hijo.
Dame un alma vibrante y generosa,
audaz y acogedora al mismo tiempo,
un alma que sea testigo, en todo momento,
de que Cristo es la luz del mundo
y de que los hombres no hallarán la paz
sino en el establecimiento de su Reino.
audaz y acogedora al mismo tiempo,
un alma que sea testigo, en todo momento,
de que Cristo es la luz del mundo
y de que los hombres no hallarán la paz
sino en el establecimiento de su Reino.
Amén