¡Oh gloriosa Santa Ana
que estas llena de compasión por quienes te invocan
y de amor por los que sufren!
Agobiado con el peso de mis problemas,
me postro a tus pies y humildemente te ruego
que tomes a tu especial cuidado esta intención mía...
(hacer la petición)
Por favor, recomiéndala a tu hija, Santa María,
y deposítala ante el trono de Jesús,
de manera que El pueda llevarlo a una feliz resolución.
Continúa intercediendo por mí
hasta que mi petición sea concedida.
Pero por encima de todo,
obtenme la gracia de que un día
pueda ver a Dios cara a cara para que contigo,
la Virgen y todos los santos pueda alabarle
y bendecirle por toda la eternidad.
Amén.
Jesús, María y Santa Ana,
ayudadme ahora y en la hora de mi muerte.
Santa Ana ruega por mi.