“Cuando se levanten
los huracanes de tus preocupaciones,
eleva tu alma e invoca
a tu Dios.
Si las olas de las tempestades de la vida
quieren hundir la barca de
tu espíritu,
eleva una oración hacia tu Dios
y sentirás que Jesús viene a calmar
tu tempestad.
Si el recuerdo de tus muchos pecados
quiere lanzarte al abismo de
la desesperación,
rézale a la Madre de Dios,
y Ella intercederá ante su
santísimo Hijo,
y entre los dos te traerán la paz y el perdón.
Rezando no te
extraviarás
por los oscuros caminos de la vida.
Teniendo fe en Dios, no te
desesperarás
y guiado por la oración,
llegarás al Puerto de la paz,
a pesar de
los piratas y a pesar de las tempestades”.
(San Bernardo)
AFIRMACIONES
Hoy le declaro la guerra al desaliento.
Hoy mando mis dudas lejos
Hoy mando mis dudas lejos
y más lejos
mis tristezas.
No quiero que la desconfianza o el abatimiento
echen
raíces en mi alma.
No quiero ser amargado.
Envío el desánimo a un destierro perpetuo,
y en el mismo viaje le compro al pesimismo
un boleto sin
retorno.
Tú, corazón mío, estás hecho para la alegría.
Eres templo de Dios
y
Él no mora en lugares oscuros.
No le abras la puerta, oh, corazón,
al
desconsuelo.
Tus amigos son el entusiasmo y el ánimo resuelto.
Hoy le grito NO al pesimismo
y en la fe encuentro inmensas reservas de coraje.
Nací para
vencer.
Nací también para avanzar y superar barreras.
De toda caída aprendo
algo y me levanto decidido.
“Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”.
(Gonzalo Gallo)