“El Señor es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me
guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.
haciendo honor a su nombre.
Aunque fuese por
valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y
tu cayado me sosiegan.
Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me
acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.”
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.”
(Salmo 23)