Jesús,
tú que animaste a los hombres y mujeres
de todos los tiempos
a no dejarse dominar por los temores y los miedos,
hoy tengo que reconocer delante de Tí
que hay momentos en que he sentido
mucho miedo y turbación.
Momentos que han sido o que aún son
desconcertantes y tormentosos.
Por eso hoy te digo:
Jesús, ven a mí en esos momentos en que tengo miedo.
Ven a mí cuando dudo,
cuando me atormento por el sufrimiento y la incomprensión.
Ven a mí cuando los temores y los ruidos interiores
me afectan y quedo bloqueado,
sin fuerzas y sin saber que hacer.
Ven a mí en los momentos en que me sienta atormentado por la sensación de pérdida y por la tentación
de pensar que no estás cerca.
Ven a mí cuando se enferma mi cuerpo,
pero también si se enferma mi mente o mi espíritu.
Ven a mí para perdonarme por las veces que he pecado pensando que estabas lejos, que no me amabas
o que no te interesaban mis sufrimientos
y los de las personas que amo.
Ven a mí, pues yo sin Ti no tengo calma.
Ven a mí, porque sin Ti no encuentro paz en nada.
Ven Señor Jesús, ven pronto a mi vida.
Así sea.