Oh Niño Jesús,  
dueño de la vida y de la muerte, 
aunque indigno y pecador, 
me postro ante Ti  para implorar la salud de 
(se nombra a la persona para quien se pide la  gracia), 
a quien tanto amo.
La persona que te encomiendo sufre mucho,  
afligida por dolores, 
y no puede encontrar otra salida más 
que en tu  omnipotencia, 
en la que pone todas sus esperanzas.
Alivia, oh médico Celeste,
sus penas, líbrala de sus sufrimientos 
y dale perfecta salud, 
si esto es  conforme al querer divino 
y al verdadero bien de su alma.
Padre nuestro - Ave María -  Gloria
